Los científicos que se mueven en el campo de la nanotecnología han roto una nueva barrera. Han conseguido un nanodispositivo que es capaz de vibrar mil millones de veces por segundo (1 GHz). El avance incrementa las posibilidades de que estos pequeños aparatos, trabajando a nivel cuántico, puedan algún día suplir a los dispositivos electrónicos y crear nuevos productos.
Michael Roukes, del California Institute of Technology, y sus colegas de la Case Western Reserve University, han demostrado básicamente que el sistema que han ideado opera bien en las frecuencias de las microondas. Se trata sólo de un prototipo, y por tanto no está listo para ser incorporado a ninguna aplicación comercial, pero confirma los rápidos progresos que se están haciendo en el campo de los sistemas nanoelectromecánicos (NEMS).
La nanotecnología es una ciencia en plena explosión creativa. Fabricar dispositivos útiles cuyas dimensiones son inferiores a una millonésima de metro revolucionará el mercado científico y de consumo. En este sentido, la tecnología contemplada por Roukes y sus colegas mejorará nuestras herramientas de observación biológica, permitiendo incluso contemplar moléculas individuales a través de un método avanzado de resonancia magnética espectroscópica. Cuando podamos observar con esta tecnología las macromoléculas individuales, podremos entender mejor la relación entre, por ejemplo, la estructura y la función de las proteínas. También podremos detectar biomoléculas en fluidos o quizá encontrar aplicaciones en los ordenadores cuánticos.
El próximo objetivo consistirá en hacer que los nanodispositivos, cuyo interés mecánico es indiscutible, encuentren pronto aplicaciones en el mundo real. Hacer mediciones en el nanomundo y transmitirlas al entorno normal en el que vivimos no es una tarea trivial. A medida que los sistemas se hacen más pequeños, se hace cada vez más difícil reconocer los desplazamientos que se producen a escalas de tiempo mucho más cortas. Esta es la senda de investigación de los años venideros.
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