Pingüinos amenazan la primera vivienda construida en la Antártida

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Los pingüinos están arruinando una cabaña de madera erigida en la Antártida en 1899, el primer edificio construido en el continente de hielo, dijo el lunes un experto en medio ambiente.

El excremento de los pingüinos se está apilando contra la choza construida por Carsten Borchgrevink, explorador nacido en Cristiania, Noruega, en 1864. Borchgrevink fue la primera persona en pisar efectivamente la Antártida en 1895.

«La cabaña de Borchgrevink está siendo enterrada literalmente por el guano. Es un asunto que apesta», dijo Nigel Watson, director ejecutivo del Fondo de Patrimonio Antártico, al hablar vía teléfono satelital desde la cabaña en Cabo Adere de la Antártida, cerca del Mar de Ross.

El experto indicó que el excremento se acumulaba hasta un metro y que unos 100.000 pingüinos Adelie rondaban la arruinada casa prefabricada de Borchgrevink.

En esta época, la mayor parte de la colonia de medio millón de aves caradriformes se ha sumergido en el mar por el verano.

«Dentro, la estufa original se está desintegrando. La litera de dormir también», dijo Watson. «Hay todo tipo de artículos, desde latas de guisantes a tabaco, medias y suéteres y elementos científicos».

Watson señaló que los aposentos y una choza de almacenamiento aledaña, ahora sin techo, eran los edificios más antiguos en la Antártida.

Los desgastes producto de uno de uno de los climas más agrestes del planeta, con las frecuentes heladas, también están causando mella en la estructura. Watson dijo que tomaría 1,7 millones de libras esterlinas (2,8 millones de dólares) reparar la cabaña.

El año pasado, el fondo encabezó la búsqueda de 10 millones de libras (16,39 millones de dólares) para reparar las cabañas dejadas por los exploradores británicos Robert Falcon Scott y Ernest Shackleton, así como la de Borchgrevink, quien lideró la expedición British Southern Cross desde 1898 a1900 para explorar la costa antártica.

Unas 200 personas al año visitan la cabaña de Borchgrevink, mientras que unas 4.000 visitan las otras.

Los turistas así como los científicos fueron responsabilizados por pisar alrededor de la frágil cabaña y llevar pedazos como recuerdo, dijo Svein Tveitdal, jefe de la oficina para el programa de ambiente ártico de las Naciones Unidas, quien pidió mayores restricciones a las visitas.

El funcionario de la ONU dijo que mientras los turistas estaban dispuestos a pagar unos 36.000 dólares por un crucero a la Antártida, ellos sólo les pedían que dejaran una donación de 20 dólares en una de las cabañas de Scott.

CNN Español

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