Ozono Protector

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Inspirándose en los sistemas de purificación del aire de algunos quirófanos, investigadores de la Purdue University han descubierto que el ozono puede utilizarse para eliminar insectos en las instalaciones de almacenamiento de grano, sin perjudicar la calidad del alimento ni el medio ambiente.

Hasta ahora se han venido empleando productos químicos para fumigar que dañan la capa del ozono, lo que ha provocado su prohibición. Es pues irónico comprobar que la alternativa a este sistema sea el propio ozono. Cuando se usa este gas para matar los insectos que se alimentan del grano, permanece en la atmósfera durante muy poco tiempo, lo que evita daños tanto a éste como al ambiente.

En efecto, según la entomóloga Linda Mason, el ozono tiene una vida media muy corta. Además, se están empleando dosis relativamente bajas, aunque suficientes para matar a un insecto. En cambio, las sustancias utilizadas hasta ahora pueden matar cualquier cosa que se encuentre dentro y alrededor del grano, incluyendo a las personas. Una de estas sustancias es el bromuro de metilo, un pesticida que ya no estará disponible a partir de 2005. Encontrar algo que lo reemplace es imperativo, o de lo contrario los insectos no sólo se comerán el grano, sino que además defecarán sobre él, provocando el desarrollo de hongos (sobre todo el Fusarium y el Aspergillus). Estos hongos liberan micotoxinas que pueden causar enfermedades en el ganado y que han sido relacionadas con algunas formas de cáncer humano.

Los expertos estiman que entre el 5 y el 10 por ciento de la producción de alimentos en el mundo se pierde cada año debido a los insectos, aunque algunos países sufren incluso el 50 por ciento.

Durante los experimentos en Purdue, se utilizó ozono para tratar arroz, maíz, soja, trigo y otros cultivos. Se estudió cómo fluía el gas entre el grano almacenado, y qué tipo de reacciones producía. Se analizaron también los productos finales para ver si mantenían la misma calidad que el grano no tratado. Por ejemplo, se comprobó si se obtenía el mismo tipo de harina, si el pan tenía un sabor diferente, etc., y si el ozono afectaba a los aminoácidos y ácidos grasos esenciales que no produce el cuerpo y que están presentes en estos alimentos. No se encontraron valores nutritivos y metabólicos distintos.

Las investigaciones empezaron cuando los científicos se dieron cuenta de que los sistemas de purificación de aire en los hospitales no contenían cucarachas, algo inusual en un gran edificio. Se probaron varias dosis de ozono sobre diversos insectos y se comprobó que el gas era fatal para ellos.

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