Qué importante es no hacer nada, a veces

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Me cuesta estar sin hacer nada. Supongo que es por el ritmo frenético del día a día que hace ya que a media tarde comience a tener un bajón de energía porque he dado todo por la mañana.

Quitando las horas de dormir (ya no digo ni las de estar en la cama, que a mi la cabeza me va a mil) el resto del día es un sinvivir. Me gusta madrugar, si puedo, levantarme a las 0600 o así, para pegarme una ducha y a eso de las 0630 estar al máximo de energía, comenzando por una toma de contacto con el trabajo de algún cliente o el repaso diario. En otras épocas he aprovechado el levantarme pronto para irme a caminar por la montaña, cerca de casa, y así poner la cabeza a pensar todo lo que sobra, y llegar a casa justo para esa ducha y comenzar sin ese ruido. Pero a veces no es posible.

El resto del día se puede resumir en teclado, llamada, teclado, llamada y así casi el resto del día. A mediodía a veces he de parar, pero el ansia me reconcome y hace que en vez de descansar aunque sea media hora siga con todo lo que tengo en marcha en la cabeza. Al final, a eso de las 2000 mi cuerpo, y principalmente mi cabeza, comienzan a patinar.

Pero ¿qué hago nada más acabar? Pues sigo con cualquier cosa… normalmente me pongo a leer artículos frente a la pantalla, o me pongo a ver algún capítulo de alguna serie, una de esas tantas que sigo. Al final el ver series no es por disfrutarlas, sino una medida de desconexión absurda.

Y es que el ruido de la ciudad tampoco ayuda… y esa es una de las razones por las que estas últimas dos semanas he estado lejos de la ciudad, trabajando, sí, y he de reconocer que de una forma mucho más productiva que en Barcelona, pero a otro ritmo, con ese aroma a montaña, con ese despertar en el que el sol brilla de una manera distinta al estar a 800 kilómetros de casa.

El año pasado me propuse dos cosas: escuchar más (me cuesta, es un gran esfuerzo, pero creo que estoy trabajándolo y en ello) y desconectar una hora al día. Esto último no hay manera de conseguirlo… pero llegará. Porque sin duda, encontrar ese momento de no hacer nada es importante para tu salud mental.

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