Misteriosa Nube en RCW 38

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Los astrónomos que controlan el telescopio espacial Chandra han descubierto una extraña nube de electrones de alta energía que rodea a un joven cúmulo de estrellas. Su presencia afectará de forma dramática a la química de los discos de materia que podrían llegar a formar planetas a su alrededor.

En la actualidad, el cúmulo estelar ocupa una región de unos 5 años-luz de diámetro. En él encontramos miles de estrellas que se formaron hace menos de un millón de años, y aún otras que están en proceso de formación. Según los teóricos, las características de la zona deberían posibilitar la producción de gas caliente, pero no partículas de alta energía. Estas últimas proceden habitualmente de estrellas que han explotado, y se las encuentra también en los fuertes campos magnéticos de estrellas de neutrones o agujeros negros, ninguno de los cuales ha sido hallado en RCW 38.

Las observaciones del telescopio de rayos-X Chandra, sin embargo, son claras. Scott Wolk, del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, opina que debe haber alguna fuente de partículas de alta energía en la región que está pasando desapercibida.

La conclusión de la existencia de tales partículas reside en que para justificar el espectro de rayos-X de la nube de gas que rodea al grupo de estrellas (hay un exceso de rayos-X, constatado por el Chandra), se necesitan electrones acelerados a energías de billones de voltios.

Un posible origen de los citados electrones sería una supernova presente en el cúmulo pero hasta ahora no detectada. La evidencia directa de su existencia se habría disipado hace miles de años, pero la onda de choque, o la estrella de neutrones que habría dejado atrás, podrían estar interactuando con los vientos estelares para producir los electrones de alta energía.

Sea cual sea su origen, los astrónomos están de acuerdo en que los electrones podrían cambiar la química de los discos protoestelares, de maneras que sólo se manifestarían dentro de miles de millones de años.

Por ejemplo, los astrofísicos han detectado algunas partículas radiactivas (sobre todo Aluminio 26) en nuestro propio Sistema Solar, y ello se explica sólo por la existencia de un proceso de alta energía durante la fase final de la evolución de nuestro sistema planetario. Si nuestro Sistema Solar se encontró inmerso, durante un tiempo, en un mar de partículas energéticas, esto explicaría la presencia de Aluminio 26 en algunos meteoritos encontrados en la Tierra.

RCW 38 se halla a 6.000 años-luz de nosotros. Es una de las regiones de formación estelar más próximas.

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