La Iglesia Con Menos Suerte del Mundo

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El arqueólogo Stephen Hill, de la University of Warwick, ha desenterrado los restos de la que probablemente fuera la iglesia con menos fortuna de la historia. Fundada en el lugar donde su santo patrón fue martirizado, tuvo que soportar dos terremotos, una inundación y un corrimiento de tierras, todo ello cuando aún estaba siendo construida.

Pero su historia no acabó aquí. Se convirtió en guarida de fumadores de opio, y cuando fue finalmente abandonada, el mar barrió sus ruinas. El lugar fue descubierto por miembros del museo turco de Sinope, quienes encontraron fragmentos de mosaico romano tardío en Çiftik, en la costa del Mar Negro de Turquía, a medidos de los años 90.

Stephen Hill viajó hasta el yacimiento para investigar, y no sólo halló un mosaico, sino el lugar donde se había construido una gran iglesia del siglo IV. Los trabajos arqueológicos nos han permitido averiguar las peripecias por las que pasó esta edificación.

La iglesia se fundó para los peregrinos que querían rezar a San Focas, el santo patrón de los jardineros y marineros. Éste fue un ermitaño cristiano que vivió entre los siglos I y II de nuestra era, y que tuvo que cavar su propia tumba el día antes de ser martirizado por los soldados romanos. La iglesia fue aparentemente construida sobre la tumba original del santo, en lo que ahora es una pequeña colina frente al mar. Pero en el momento en que fue edificada, el lugar era el fondo de un valle en el que era fácil que se produjeran desprendimientos debido a los deshielos.

La iglesia empezó a ser construida normalmente. En el siglo IV el imperio romano era más tolerante con el cristianismo. Sin embargo, cuando buena parte del edificio ya estaba en pie, se produjo un terremoto. El ala oeste y el ala sur quedaron dañadas. Las zonas, bloqueadas por los escombros, fueron abandonadas y se continuó la construcción en el resto de la iglesia. Se tuvieron que hacer modificaciones, ya que el suelo del edificio se hundió un poco por debajo del de los alrededores.

Los constructores completaron buena parte del gran mosaico, pero una inundación obligó a dejarlo, quedando éste cubierto por una espesa capa de sedimento. Justo cuando estaban instalando las esculturas decorativas y otros adornos, se desencadenó otro terremoto. Los arqueólogos han encontrado varios fragmentos de esculturas sin terminar y los puntos donde debían ir colocadas. Ante el desastre, el lugar fue abandonado y lo poco que quedaba, convertido en cerámica. Un corrimiento de tierras debió actuar poco después, ante el gran número de fragmentos de cerámica encontrados.

El porche de la iglesia debió sobrevivir porque bajo él se han hallado semillas y parte de una pipa. El lugar debió ser utilizado durante la Edad Media como punto de reunión para fumadores de opio.

Mientras, el azote del mar continúa afectando a los restos arqueológicos. La zona es inestable y es posible que no dure muchos años más. Será necesario construir defensas si se quiere conservarlos para los siglos venideros.

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