El chiste más gracioso del mundo se dio a conocer tras un año de investigaciones por parte de un grupo de científicos.
A través de un experimento realizado en Gran Bretaña por Internet, las personas fueron invitadas a participar desde todas las partes del mundo para evaluar chistes así como para aportar los propios.
La investigación, denominada LaughLab (laboratorio de la risa), encabezada por el psicólogo Richard Wiseman, de la Universidad de Hertfordshire, reunió más de 40.000 chistes y casi dos millones de evaluaciones.
El chiste más votado fue el siguiente:
«Dos cazadores se encuentran en un bosque cuando uno de ellos cae al suelo. El hombre parece haberse quedado sin aliento y tiene los ojos vidriosos. Su compañero agarra el teléfono, llama al número de emergencias y dice jadeando: ‘¡Mi amigo está muerto! ¿Qué puedo hacer?’. La operadora le dice: ‘Traquilícese, puedo ayudarlo. Primero asegurémonos de que efectivamente está muerto’. Se crea un silencio y a continuación se escucha un disparo. Al volver al teléfono, el amigo dice: ‘De acuerdo, y ahora ¿qué?».
Wiseman sostuvo que el chiste surtió efecto en una gran cantidad de países y les resultó divertido tanto a hombres como a mujeres, así como a jóvenes y gente mayor.
«Muchos de los chistes que se sometieron a consideración recibieron más votaciones por parte de determinados grupos de gente, pero éste tuvo alcance universal», indicó.
Humor nacional
Además de identificar el chiste que tenía más gracia para la mayor cantidad de gente en todo el mundo, el experimento reveló amplias diferencias de humor entre los países.
La gente que visitó el sitio LaughLab fue invitada a evaluar los chistes a través de un «chistómetro», el cual presentaba una escala de cinco grados cuyo rango iba de «no muy gracioso» a «muy gracioso».
Un resultado curioso fue que a los alemanes — que no son famosos por su sentido del humor — todo les causó gracia y no expresaron preferencias firmes por ningún tipo de broma.
La gente que votó de Irlanda, Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelandia sobre todo disfrutaron los chistes que presentaban juegos de palabras.
Muchos países europeos como Francia, Dinamarca y Bélgica exhibieron una inclinación por los chistes excéntricos, mientras que los estadounidenses y canadienses prefirieron las bromas en las que se demostraba un fuerte sentimiento de superioridad — porque un personaje parecía estúpido o alguien le hacía parecerlo.
A los europeos también les gustaron las bromas que tocaban temas que suelen crear nerviosismo en la gente como la muerte, la enfermedad y el matrimonio.
Wiseman dijo: «Estos resultados son realmente interesantes. Sugiere que la gente de diferentes partes del mundo en esencia tiene diferente sentido del humor».
«El humor es vital en la comunicación y cuanto más entendemos cómo la cultura y el entorno afecta al sentido del humor de la gente, más capaces seremos de comunicarnos con eficacia», añadió.
«Los resultados también mostraron que los chistes nos dan risa por diferentes motivos. Algunas veces nos hacen sentirnos superiores a otros, nos reducen el impacto emocional de las situaciones que provocan ansiedad o nos sorprenden al presentar algún tipo de incongruencia», indicó.
«El chiste de los cazadores contenía los tres elementos», manifestó.
Muchos de los chistes que se sometieron a votación contenían referencias a animales, y los que mencionaban patos fueron considerados particularmente graciosos.
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