Biblioteca de Anticuerpos

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Científicos del Pacific Northwest National Laboratory han extraído parte del sistema inmunológico humano y lo han reconstituido en levadura de cerveza de una manera que permite que potentes máquinas logren identificar rápidamente nuevos anticuerpos.

La tecnología podría reemplazar la necesidad de producirlos dentro de animales, como ratones, y abrir nuevas posibilidades al diseño de tratamientos médicos más aceptables para nuestro sistema inmunológico. Los anticuerpos son proteínas producidas por los glóbulos blancos de la sangre y forman parte de la respuesta inmune.

Según Michael Feldhaus, un científico del PNNL, el proceso de identificación que emplean permite localizar anticuerpos en unos pocos días, y no meses, como ocurre con otros métodos.

Feldhaus y su colega Robert Siegel elaboraron una biblioteca de mil millones de anticuerpos humanos y los expresaron en la superficie de las células de levadura utilizando una plataforma diseñada por Dane Wittrup, del Massachusetts Institute of Technology. La combinación de tecnologías ha acelerado mucho la identificación de los anticuerpos.

Estas proteínas juegan un papel cada vez más importante en la industria porque son herramientas muy efectivas en el reconocimiento de moléculas específicas. Cuando los anticuerpos se unen a una proteína concreta en bacterias, señalan a otras células que estas últimas deben ser eliminadas. En tratamientos médicos, se inyectan anticuerpos que buscan proteínas específicas en células cancerosas, lo que permite una actuación directa sobre ellas. Los detectores de sustancias biológicas también pueden usar anticuerpos para localizar proteínas, una forma de identificar los agentes más peligrosos. En el futuro, los anticuerpos serán muy útiles en la comprensión de varios procesos biológicos, ya que identificarán qué proteínas están presentes y si interactúan con otras proteínas de la célula.

El sistema empleado por el PNNL para generar anticuerpos sintéticos utiliza citómetros de alta velocidad, que eliminan la necesidad de usar animales vivos. Los científicos pueden incluso modificar cómo un anticuerpo se une a las proteínas. Por ejemplo, incrementar la intensidad con la que un anticuerpo se pega a una de ellas podría servir para aumentar la efectividad de la detección de patógenos o enfermedades.

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