Alimentando a un Dragón Galáctico

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Un equipo de radioastrónomos ha conseguido visualizar con una claridad jamás alcanzada el combustible con el que se alimenta un monstruoso agujero negro, situado en el centro de una remota galaxia cuásar. La materia que cae sobre él forma un anillo de gas frío.

La galaxia cuásar se llama QSO I Zw 1. Las gigantescas nubes moleculares que proporcionan alimento al agujero negro también ocasionan una formación masiva de estrellas, las cuales se sitúan en las inmediaciones del monstruo. La materia que consigue llegar hasta este último es la que mantiene la actividad en él y el propio cuásar, haciéndolos visibles desde enormes distancias.

El anillo de gas es el escenario de una intensa formación estelar porque las nubes colapsan bajo su propia gravedad. El descubrimiento es un primer paso hacia la determinación de si existe una conexión entre la formación de estrellas y la actividad de los cuásares.

Las galaxias cuásar son muy remotas. Los estudios recién anunciados se han hecho en el límite de nuestra capacidad actual, explica Johannes Staguhn. A pesar de todo, son visibles porque su brillo supera al de billones de soles combinados. Los astrónomos creen que los cuásares son los núcleos brillantísimos de galaxias que albergan un enorme agujero negro en su centro, con una masa de millones a miles de millones de soles como el nuestro.

Hay muchas galaxias que poseen un gran agujero negro en su núcleo (como nuestra propia Vía Láctea), pero en los cuásares su actividad es extrema, ya que se ven alimentados por enormes cantidades de gas interestelar. El gas cae sobre ellos en forma de remolino, como el agua que se va por un desagüe, y esto provoca una intensa fricción que calienta el gas y hace que brille intensamente.

QSO I Zw 1 es un cuásar lejano, pero a pesar de todo es uno de los más próximos conocidos. Se encuentra a unos 800 millones de años luz de nosotros, mientras que la mayoría de ellos está a miles de millones de años luz. Los científicos utilizaron las radioemisiones de las moléculas de monóxido de carbono frío (a 108 GHz) presentes en las nubes de gas, para levantar un mapa de la zona y medir la densidad y la velocidad de las nubes. Los cuásares son muy brillantes en luz visible, pero no lo son tanto en las frecuencias de radio, por lo que es más fácil estudiarlos con radiotelescopios (las observaciones no resultan enmascaradas por el excesivo resplandor).

Para los trabajos se utilizó la red de radiotelescopios BIMA (Berkeley Illinois Maryland Association), situada en Hat Creek, California. El sistema enlaza electrónicamente diversos radiotelescopios, aumentando la resolución hasta hacerla equivalente a la de un aparato de 2 km de diámetro. Se pudieron así observar áreas de QSO I Zw 1 de menos de 1 kiloparsec (3.260 años luz) de diámetro.

El anillo de nubes de gas se encuentra a unos 4.000 años luz del centro galáctico, girando a su alrededor a unos 200 km/s. Contiene tanta masa como mil millones de soles. QSO I Zw 1 parece además estar interactuando con una galaxia vecina. Las interacciones galácticas pueden causar estallidos de formación estelar, y quizá algo así puede también provocar el inicio de la actividad de un cuásar.

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