Una fábrica ucraniana transforma las minas terrestres en juguetes

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Durante las pasadas fiestas navideñas, los niños ucranianos encontraron algo nuevo bajo sus árboles: pájaros de plástico y juguetes para la playa.

Los artículos en sí no tienen nada fuera de lo común, pero su historia es otra cosa: esos juguetes eran antes cascos de minas terrestres.

El proyecto de transformación de las minas en juguetes tiene su origen en un programa de la OTAN, financiado con 800.000 dólares, para contribuir a la desmilitarización de este país de 48 millones de habitantes. Su objetivo era reducir el cuarto arsenal del mundo en volumen de armamentos — después de China, Rusia y Estados Unidos — y ayudar a la industria de defensa a reconvertir su producción para dedicarla a fines pacíficos.

La fábrica de juguetes se encuentra en una antigua planta química estatal ultrasecreta en Donetsk, donde los trabajadores armaban proyectiles de artillería y misiles que las fuerzas armadas soviéticas apuntaban hacia los países occidentales.

«Yo siempre me preguntaba, ¿qué puedo decirles a mis chicas sobre mi trabajo?», dijo Lena Kazakova, cuyas gemelas nacieron el mismo año en que ella fue a trabajar a la planta, hace 14 años. «Antes les mentía. Pero ahora puedo decirles algo positivo a mis niñas: que salvamos vidas humanas, y eso me hace feliz».

Kazakova es una de nueve mujeres que han aprendido a abrir las minas y sacar los explosivos.

Las minas son transportadas de un depósito al taller, donde una joven cuenta cuidadosamente las cajas, verifica que no se hayan desestabilizado y retira el detonador. Luego pasan a una mesa donde varias mujeres en delantal y con la cabeza envuelta en un pañuelo, las abren y retiran los componentes mecánicos.

Los cascos de las minas son introducidos en una prensa neumática que extrae los explosivos. Dos mujeres llevan a lavar y reciclar los cascos de plástico vacíos y el material explosivo.

El proceso dura unos diez minutos por cada mina.

«Nunca imaginé que haría algo así», dijo Natalia Voloulina, que trabaja en la planta desde hace 23 años y dice que su labor actual es «el trabajo más gratificante que he tenido».

Se estima que todas las minas almacenadas en la planta, unas 400.000 en total, quedarán desmanteladas para septiembre de este año.

La experiencia de la planta de Donetsk con los explosivos la convertía en una buena candidata para el proyecto de la OTAN, lo mismo que su historia como fábrica de juguetes. Además de armas, la planta producía también juguetes hasta que Ucrania se separó de la Unión Soviética en 1991, pero entonces perdió los subsidios del Estado y no pudo conseguir plástico barato para competir con China.

Con el proyecto de desminado de la OTAN, el personal de la planta aprendió a usar los cascos de las minas, mezclados con plástico de menor calidad, para reactivar la producción de juguetes.

La gerencia de la fábrica piensa vender los juguetes, pero también hacer donaciones a los hogares para huérfanos y los jardines de infantes, cada vez más acosados por los recortes presupuestarios de la era postsoviética.

«Debemos pensar en los problemas sociales (y en lo que) podemos hacer… los chicos necesitan ayuda», dijo el gerente general de la planta, Nikolai Potapchuk.

Los ingenieros de la planta también diseñaron innovaciones para que los cartuchos de TNT que se utilizan en las minas de carbón sean más seguros y baratos, reciclando los explosivos de las minas terrestres desarmadas y otras municiones.

Para los trabajadores, el proyecto de la OTAN es un medio para que la planta aproveche un mercado que parece hacerse cada vez mayor.

«¿Quién sabe? Tal vez próximamente ayudemos a Estados Unidos a destruir sus minas», musitó el jefe de ingeniería, Grigori Volodchenko.

CNN Español

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