Se da a conocer el organizador de un concurso para adaptar Linux al Xbox

·

El jefe ejecutivo de una empresa competidora de Microsoft ha resultado ser el organizador de un concurso que ofrece 200.000 dólares a quien sea capaz de adaptar el sistema operativo Linux para que funcione con la consola de videojuegos Xbox.

Michael Robertson, el ex presidente de mp3.com y ahora director ejecutivo de la compañía estadounidense de software Lindows.com, reconoció que él era el impulsor del curioso certamen, en una entrevista concedida el jueves al sitio noticioso News.com.

Su identidad fue revelada primero por SourceForge, un sitio de Internet en el que los programadores se reúnen para compartir información sobre el desarrollo de proyectos de software de código fuente abierto. El codigo fuente son las instrucciones que los programadores escriben en un idioma de programación para crear software.

Una portavoz de Microsoft en Londres no quiso hacer comentarios sobre la recompensa de Robertson, y tampoco se pudo hablar con ningún ejecutivo de las oficinas de Lindow.com en San Diego, California.

En julio pasado, Robertson ofreció anónimamente la recompensa a quien pudiera hacer que la Xbox funcionara con el sistema operativo de Linux, un competidor del sistema Windows de Microsoft. El premio vino en dos partes: 100.000 dólares para quien haga funcionar Linux modificando el equipo y 100.000 dólares para quien lo logre sin cambiar el hardware.

SourceForge anunció que los primeros 100.000 están en proceso de entrega y que Robertson había ampliado el plazo límite para la segunda partida hasta finales del 2003, al ver que nadie había logrado superar el reto.

No sólo un juego

El concurso para adaptar la Xbox va más allá de un simple desafío tecnológico o un juego.

La Xbox es esencialmente una potente computadora personal que utiliza una versión del sistema operativo Windows 2000 que ha sido modificado para que sólo ejecute videojuegos diseñados para esa máquina. Igual que los DVD, los videojuegos hechos para una región del mundo no suelen funcionar con máquinas comercializadas en otras regiones. Esto es para combatir el llamado «mercado gris», la importación no autorizada por el fabricante original, algo que es legal en Estados Unidos y algunos otros países.

Cuesta apenas 200 dólares, y tiene un reproductor de DVD integrado así como circuitos de vídeo de primera.

El problema es que los fabricantes de consolas de videojuegos suelen vender su producto a un precio menor que su costo, recuperando las pérdidas con regalías que les pagan los creadores de los juegos. Si se lograra crear un paquete de software que liberara la Xbox, tornándola en una computadora personal de uso general, surgiría la posibilidad de que se vendan muchas consolas para usos distintos al de los videojuegos, lo que significaría que no se venderían suficientes videojuegos por consola para hacer rentable el negocio de fabricar la consola.

Por eso, los fabricantes de consolas se han opuesto a este tipo de esfuerzos, afirmando que violan su propiedad intelectual. En particular, han atacado los «mod chips» — microcircuitos que se instalan dentro de las consolas — y que son la forma más fácil de liberarlas.

Quienes defienden estos proyectos argumentan que la ley de derechos de autor protege la explotación comercial de bienes como los videojuegos, películas y libros, y no un modelo de negocios como el de los fabricantes de consolas. Y que si bien algunos usuarios de los «mod chips» lo hacen para ejecutar juegos copiados, muchos otros no. Los usan para jugar juegos importados o para destinar la consola a fines diferentes al de los videojuegos.

Los defensores del uso de Linux sostienen que el sistema operativo gratuito, diseñado y modificado por grupos de entusiastas de la informática, es un paso muy importante para el futuro desarrollo de aparatos de computación.

Afirman que el dominio del mercado de Windows, que es el sistema operativo utilizado en más del 90 por ciento de las computadoras personales, le da a Microsoft y al pequeño número de socios empresariales de la firma un control injusto y anticompetitivo en el diseño del creciente número de dispositivos que vienen equipados con capacidad informática.

La firma de Robertson, Lindows.com, es una pionera en la promoción del uso del sistema operativo de fuente abierta Linux en las computadoras, una política que desafía la hegemonía de Windows de Microsoft.

Ambas firmas están envueltas en un litigio en la corte federal de distrito de Seattle, en la que Microsoft acusa a Lindows de violar su marca registrada Windows al ponerse un nombre tan similar. Dice que la compañía de Robertson quiere hacer pasar gato por liebre, que la gente se imagine que esta obteniendo una computadora con el sistema operativo de Microsoft cuando la realidad es otra.

Lindows ha respondido tratando de invalidar la marca Windows, argumentando que la ley prohíbe registrar como marca un nombre genérico en uso común en la industria dada. Por ejemplo, la marca «Apple» (palabra inglesa para manzana) bien puede usarse en computadoras pero no en frutas. Dice que el sistema de presentar material en ventanas (en inglés «windows») en un monitor de computadora es tan común y se conoce tanto con ese nombre que el uso exclusivo por Microsoft del término no es legal.

CNN Español

Comments

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *