La nueva navaja suiza

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Uno de los anuncios más inquietantes de estos últimos tiempos es el que nos asegura que, a diferencia del tabaco, los teléfonos móviles no son nocivos para la salud. Ya son ganas de darle bombo y platillo a las malditas radiaciones, arriesgándose a poner en circulación el inevitable «si dicen que no pasa nada, es que algo habrá»… Pero lo que de veras inquieta es que el espot del desmentido lo pagan al alimón Amena, Movistar y Vodafone. Eso sí que es alarmante.

¿Se imaginan un anuncio de Iberia, Air Europa y Spanair diciendo que perder maletas es bueno para la salud? Hasta ahora, los únicos anuncios en los que coincidían el anunciante y su competencia directa eran los de Don Simón, el rey del tetra-brik. Tras meterse con la gama de zumos Minute Maid esta temporada los simoníacos andan a la greña con Sunny Delight, al que oponen su Simon Life, tal vez para honrar la memoria de su santo patrón Simón Mago, cuya principal virtud fue ofrecerle dinero a los apóstoles para obtener el don del Espíritu Santo. Que ahora las reinas magas Amena, Movistar y Vodafone salgan juntas en el mismo anuncio caminito de Belén implica que están tramando algo gordo.

Para esta Navidad intentarán convencernos de que hagamos fotos con el móvil y las enviemos por SMS en lugar de los christmas habituales. De momento, nos vacilan diciéndonos que lo usemos de mechero en un concierto, o que lo hagamos rodar para escoger un voluntario en vez del clásico pito pito colorito. En un pasado remoto ya nos convencieron de que el móvil nos hacía libres e incluso que escribir mensajes con las uñas era lo más divertido del mundo. Nos convencieron tanto y a tantos que el móvil se ha convertido en el icono de la nueva economía. Ni ordenador ni Internet ni deuvedé ni nada. No nos daremos cuenta y ya pronto todo pasará por el móvil. Cuando se nos estropee el despertador ya no compraremos uno nuevo porque la melodía de la alarma nos despertará cada mañana. Nos desprenderemos del reloj de pulsera porque, ¿para qué llevar dos veces la hora? Dentro de poco llevar reloj será tan snob como ir por la vida con un busca, ese aparato antediluviano que avisaba a médicos y bomberos. Tampoco nos seducirán las gameboy porque nos aficionaremos a los juegos del teléfono, e incluso le instalaremos un tamagochi de última generación para tener más pretextos de toquetearlo. La venta de calculadoras descenderá. Y la de agendas. ¿Quién se anota ya a boli el número de teléfono de alguien a quien acaba de conocer en un bar? Las pequeñas linternas al estilo X de Mulder y Scally tienen los días contados. Y los vibradores, mandos a distancia, blocs de notas, cámaras de usar y tirar, interfonos, postales, christmas, agendas electrónicas sin conexión, tamtanes…

Definitivamente el móvil es la nueva navaja suiza. El discreto catalizador de pequeñas necesidades diarias, cuyo inexorable coste se añade a la factura que nos presenta, mensualmente, una de las tres firmantes de ese anuncio tan tranquilizador en el que se nos asegura con una certeza absoluta que las antenas de telefonía móvil no son nada perjudiciales para la salud y que todo lo que vayamos a oír sobre cánceres y molestias varias son pamplinas sin ningún fundamento científico. ¡Qué alivio!

MariusSerra@verbalia.com

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