Misterio Lunar Resuelto

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Durante la madrugada del 15 de noviembre de 1953, el astrónomo aficionado Leon Stuart fotografió lo que creyó era un estallido en la superficie de nuestro satélite. Si su teoría era correcta, fue el primer ser humano de la historia que presenció y documentó el impacto de un asteroide contra la Luna.

Pero tras el envío de numerosas sondas espaciales y de seis alunizajes tripulados, el caso permanecía aún abierto. Algunos expertos opinaban que el estallido era la entrada de un meteorito en nuestra propia atmósfera, y otros simplemente que se trataba de un fallo en la película.

Medio siglo después, Bonnie J. Buratti, del Jet Propulsion Laboratory, y Lane Johnson, del Pomona College, creen haber encontrado las pruebas definitivas de que Stuart tenía razón.

Los dos científicos utilizaron la fotografía del aficionado como punto de partida. En función del brillo, estimaron la energía producida por la colisión, y después calcularon el tamaño del cráter que habría resultado. Concluyeron así que habría sido demasiado pequeño como para poder ser visto incluso con los mejores telescopios terrestres, de manera que buscaron otras fuentes de documentación.

Las encontraron en las imágenes de alta resolución enviadas por la sonda Clementine en 1994. En ellas hallaron un pequeño cráter sustancialmente más brillante que otros cercanos, que parecía el escenario del «acontecimiento de Stuart».

Se ha estimado que el objeto que golpeó la Luna tenía aproximadamente 20 metros de diámetro. El cráter producido debía pues medir entre 1 y 2 km, y tener un aspecto «fresco» o reciente. La superficie envejecida por la radiación espacial tiene un color rojizo, mientras que las zonas nuevas reflejan más luz que los alrededores y son azuladas. Efectivamente, el cráter encontrado por Buratti y Lane, visible en las imágenes de la Clementine, tiene 1,5 km de diámetro, está justo en el medio de la zona afectada, bien visible en la imagen de Stuart, y tiene un aspecto reciente.

Sobre la base de estos datos, se ha calculado que el choque liberó una energía equivalente a una explosión de 0,5 megatones, unas 35 veces la que produjo la bomba atómica de Hiroshima. Las estimaciones indican que tales sucesos ocurren en la Luna una vez cada medio siglo, aunque hasta ahora habían sido muy difíciles de detectar y fotografiar.

Stuart murió en 1969, pero su hijo Jerry cree que a su padre le hubiera hecho muy feliz el descubrimiento.

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