El Agua de los Meteoritos

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Científicos planetarios de la University of Arizona y de la University of Hawaii creen que el paso de ondas de choque a través de las regiones heladas de la nebulosa solar pudo enriquecer a los meteoritos con agua. Algunos expertos proponen que los océanos se formaron gracias la caída de estos meteoritos sobre la Tierra primitiva.

Los investigadores han estado estudiando desde hace tiempo el origen de los llamados cóndrulos, pequeñas acumulaciones de mineral encontradas en los meteoritos condritos, considerados los objetos más viejos del sistema solar. En algunos de estos meteoritos, los cóndrulos se hallan bordeados por finas partículas de polvo de silicatos que han reaccionado con agua.

Se especuló inicialmente que los cóndrulos y sus bordes ricos en agua se formaron cuando las moléculas de agua de la nebulosa solar colisionaron con polvo. Sin embargo, en 1987 se desechó la idea porque que el tiempo necesario para ello sería más largo que la vida de la nebulosa solar.

Fred J. Ciesla, Dante S. Lauretta, Lon L. Hood y Barbara Cohen creen ahora que un evento energético, como una onda de choque, pudo vaporizar las partículas de hielo de la región helada de la nebulosa y crear durante un corto período de tiempo las condiciones apropiadas para que se produjera una rápida hidratación mineral.

Ciesla ha desarrollado un modelo que muestra lo que les ocurrió a las partículas de silicatos y hielo durante el paso de la onda de choque. En este modelo, las partículas de hielo se evaporan, produciendo una alta presión de vapor de agua, suficiente para que se produzca una reacción de hidratación mucho más rápida de lo que se creía hasta ahora. Durante este período, los cóndrulos se funden y se forman los bordes, todo al mismo tiempo.

Un gas disminuye su velocidad cuando atraviesa un frente de choque, incrementando su temperatura y densidad. Pero las partículas sólidas presentes continuarán a gran velocidad, calentándose al pasar junto al gas cada vez más lento. Los cóndrulos se fundirán y empezarán después a enfriarse, permitiendo que el vapor de agua reaccione con el polvo para formar los silicatos que los cóndrulos asimilarán para que formen sus bordes.

Según los científicos, los meteoritos condritos no sólo contienen mucha agua, sino que además ésta posee una proporción deuterio/hidrógeno idéntica a la de los océanos terrestres, sugiriendo un origen común.

La presencia de agua en nuestro planeta es un misterio, ya que la zona de formación de la Tierra en la nebulosa solar primigenia estaba demasiado caliente e impedía que el agua se incorporara a un cuerpo sólido. Es más probable que el agua terrestre, o al menos una parte de ella, proceda de los meteoritos y cometas que cayeron posteriormente sobre nuestro mundo.

La explicación de la presencia de agua en los cóndrulos también permite entender por qué sobrevivió tanto material orgánico en los meteoritos condritos carbonáceos. Si el agua reaccionó con el fino polvo de la nebulosa solar, las temperaturas en los meteoritos habrían permanecido lo bastante bajas como para que las moléculas orgánicas sobrevivieran y pudieran ser depositadas, junto al agua, sobre la Tierra.

Los científicos, sin embargo, aún están preguntándose sobre el origen de las posibles ondas de choque que intervinieron en estos procesos. La propuesta de Lon Hood implica a Júpiter, el cual, durante su formación, habría excitado las órbitas de los innumerables planetésimos (los ladrillos a partir de los cuales se formaron los planetas) de la región que ahora contiene el cinturón de asteroides, lanzando a muchos de ellos a gran velocidad (superior a la del sonido) a través del gas de la nebulosa solar, creando así ondas de choque.

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