El 80% del correo Hotmail es basura

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Microsoft ha admitido que el 80% de los mensajes que llegan a sus servidores son correos electrónicos no solicitados (spam). Los suscriptores a su servicio de webmail Hotmail reciben en conjunto más de 1.000 millones de mensajes cada día de todas las variantes del spam. Con más de 110 millones de usuarios, Hotmail es el correo-web más popular.

Parul Shah, jefe de producto de Microsoft, admite que en ese 80% de ‘basura’ que gestiona Hotmail no está incluido todo el spam que detectan automáticamente sus filtros, y nunca llega al buzón de entrada de su destinatario. Hotmail, al igual que otros gestores de correo, ha invertido en complejos sistemas de filtros para combartir el spam sin demasiado éxito. El problema es que los spammers mudan de piel como las serpientes: las direcciones desde las que remiten el mensaje cambian constantemente. Shah reconoce que el trabajo de mantener los correos no solicitados lejos de sus servidores es casi imposible, ya que el spammer siempre está ideando nuevas estratagemas para torear a los nuevos sistemas.

La práctica del spam se ha convertido en una auténtica peste para los usuarios de correo electrónico. A pesar de su demostrada inutilidad como medio de marketing y publicidad —los usuarios desconfían de los mensajes no solicitados; no los leen y si los abren acaban aborreciendo al emisor que les contacta sin permiso—, el spam crece como la mala hierba. Jupiter Media Metrix estimó que en 2001 cada internauta recibió una media de 571 mensajes no solicitados, que se convertirán en 1.500 en cinco años. El spam se traduce en pérdida de tiempo, y el tiempo es oro.

Las iniciativas legislativas, en ciernes en EEUU y puestas en marcha en Europa, no han conseguido frenar esta lacra de la Era Internet. Siete países de la Unión Europea, ——España (con la LSSI), Austria, Grecia, Dinamarca, Alemania, Finlandia e Italia— ya prohiben de hecho la práctica del spam junto a variantes menos digitales como el telemarketing automatizado y los faxes no solicitados. Pero la ambigüedad en la adopción de medidas —a la que tratará de poner fin una directiva europea sobre protección de datos— constituye un terreno abonado donde el spammer campa a sus anchas. En algunos casos se permite a las empresas enviar spam para preguntar si pueden enviar spam; en otros, el spammer con cartera de clientes tiene carta blanca para bombardearles…

La cuestión es buscar el término medio entre la actividad de marketing lícita y la criminal. Las empresas de marketing persiguen que se les conceda el opt-out (que permite el spam si se añade de una forma clara la posibilidad de darse de baja), mientras que los consumidores abogan por el opt-in (los correos sólo con permiso previo, incluso si existe una relación de cliente ya establecida).

La imagen que sigue es una captura de pantalla del buzón de entrada de un usuario corriente de Hotmail, donde se aprecian también los temas más habituales que gustan a los spammers recalcitrantes: gane dinero, pierda peso, pornografía, venta de direcciones de email, etc.

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