Contra la Basura Electrónica

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Unos 12 millones de basura electrónica (aparatos electrónicos que han sido retirados de la circulación) se acumulan en los vertederos, sólo en los Estados Unidos. Algunos de los materiales con los que están fabricados son venenosos. Por eso, científicos del Georgia Institute of Technology están desarrollando métodos que permitan reciclarlos y reutilizarlos con éxito.

El problema se centra en ordenadores obsoletos, televisores, teléfonos móviles, equipos de audio y baterías, donde sustancias como el peligroso plomo podrían acabar pasando al suelo y de allí a los acuíferos, provocando el envenenamiento de las aguas.

En Europa, algunos gobiernos obligan a los fabricantes a retirar los aparatos electrónicos que ya no se utilizan. En otros, se ha prohibido que este tipo de basura sea depositada en los vertederos municipales.

Según los investigadores del Georgia Tech, la solución podría radicar en el reciclaje de estos materiales, para su posterior aprovechamiento en nuevos dispositivos. Su estrategia se denomina «producción invertida», y consiste en el diseño de una infraestructura que permita recuperar y reutilizar todos los materiales contenidos en la basura electrónica, incluyendo metales como el plomo, el cobre, el aluminio y el oro, varios plásticos, cristal y cables. Si ello fuera posible, todos ganaríamos. Los acuíferos serían protegidos, y tendríamos que extraer menos minerales de la tierra.

El concepto parece simple, pero para ponerlo en práctica se requiere de un gran esfuerzo intelectual. Jane Ammons y Matthew Realff están revisando métodos que no sólo posibiliten el proceso de reciclaje, sino que además lo conviertan en económicamente viable. Estos científicos ya habían trabajado anteriormente en el reciclaje de alfombras y moquetas: se espera que para el 2012, el 25 por ciento de este material deje de visitar los vertederos estadounidenses.

La base del éxito se encuentra en el desarrollo de un modelo matemático que permita predecir la viabilidad económica de los esfuerzos de recuperación. Muchas de las variables son inciertas (cantidades, lugares, tipos y condiciones de las piezas, transporte…). En algunos casos, el modelo tiene en cuenta hasta 300.000 variables, que han supuesto ensayar diversos escenarios «¿qué pasaría sí…?».

Mientras, se han diseñado sistemas para separar metales, así como diferentes calidades de plástico, a partir de componentes aplastados y desechados. Se espera que la tecnología sirva no sólo para reciclar la basura electrónica, sino también para hacer lo mismo en otras áreas, como los automóviles y otros bienes duraderos.

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